Editorial

Tú......... eres el creaodr de tu propio destino, tú.......... eres quien genero esto que estas viviendo y tu lo puedes cambiar; cambiar no para ser mejor, por que no eres ni mejor ni peor, solo eres; cambiar quiero decir vivir lo que tú quieras vivir, sin miedos, sin rencores, sin tristezas, sin culpas; con amor por que así fuiste creado y así tu existencia tiene sentido, tiene una razon tiene un porque y un destino, encuentra lo que quieres vivir pero en amor y vive plenamente y libre que finalmente, solo eres....., por un instante y por una eternidad dentro del universo. Vive lo que quieras vivir.

jueves, 23 de julio de 2009

Odio esto...

Odio estos días de lluvia, en los que lo que más llueve es tu recuerdo, y no me queda más opción que luchar contra tu imagen, tu fantasma, aceptar que aunque a veces en las palabras diga otra cosa, todavía estás en mí, sin estar conmigo. Mirar la lluvia es ahora un acto tan solitario, dormir, comer, respirar. Y siempre lo fueron. Pero hoy son desolados.
El Sol no se ha atrevido a salir en días, y es que supongo le teme a la lluvia, o tal vez se fue de vacaciones tras las inmensas nubes negras con la Luna, o quizá organizaron una orgía distante con las estrellas. ¿Por qué no pensar que de una fiesta así nació la Vía Láctea, nosotros, o cualquier planeta? Ahora entiendo de dónde viene ese rastro bello, luminoso de tus ojos, lo blanco, la ternura de tu rostro, el fuego de tu corazón, lo a veces frío y distante de tu amor. ¿Ves? En estos días sin ti, puedo inventar una cosmogonía, para creer que mato el tiempo -cuando la verdad es que él me asesina sin la compasión de la locura-, o para intentar explicarme por qué no tengo tu compañía.
Puedo también, ponerme a contar granito por granito el azúcar antes de servirme el Té, contar los ladrillos de la casa, las hormigas, las hojas del árbol del vecino, el pasto, las veces que al día ladra su perro, cuántas veces yo bostezo, cuántas veces llora el canario de la vecina, y tal vez decirle al anochecer que está equivocada cuando ella cree que canta, y preguntarle si está ciega del alma para no ser capaz de comprender que lo que hace en realidad es llorar por estar en esa fosa-jaula, que el canto es otra forma de llanto, que aunque no vea en ese pequeño rostro emplumado lagrima alguna, su aletear limitado habla de que tiene muchas; reírme un poco de los insultos de sus niños, sus bromas por teléfono, leer esos libros de filosofía que pretenden explicar las cosas más esenciales de la vida, ver las fotografías de los libros de pintura, escuchar Bach, Dvorak, Schubert, los Nocturnos de Chopin y llorar, cualquier cosa es buena si lo único que buscara fuera matar el tiempo, distraerme del aburrimiento, pero no busco eso, busco olvidarme de ti, de todo lo que imaginé, lo que soñé un día, lo que sentí y todavía siento. Amor, es necesario sacarme el corazón y verlo muerto entre mis manos.

La Música

La música suena en medio del gran vacío de la casa, se adhiere al frío que es lo que más siento, lo que duele tanto como recordarte. Esta noche ansío tanto tu presencia, el aroma desnudo de tu cuerpo entre mis brazos, la noche que se abre y se extiende envolviéndome entre tus labios. No soporto esta realidad, no soporto imaginar que mientras permanezco en esta sombría soledad, tú te sueñas en otra cama, atrapada en otros brazos extasiada. En tu vida de mi no cabe nada, y lo poco que hubo ya no esta.

Esta noche estoy tan callado para el mundo como si estuviera muerto. Este cuarto a oscuras es una gran tumba, la música deja de sonar y es sólo ya el perfume de unas flores que los vivos dejan marchitar sobre las lapidas de los difuntos. Amarte no sirve de nada, más que para mostrar duramente que no puedo hacer más. Me enseña lo apenas fatuo que para ti soy...la ilimitada capacidad que tengo para sentir, pero también la incapacidad que tengo para llorar.

Tengo los ojos marchitos de extrañarte, de ver el hueco que has abierto, la mirada ausente, flaca, y que ya casi se desvanece. Hace falta tanta vida. La felicidad habitaría la casa si llegaras esta noche, por tan sólo una vez en la duración del universo, para amarnos, para darme la posibilidad de reconocerte entre todos los perfumes, de no olvidarte y poderte recordar entre realidades y sueños sin apesadumbrarme por esa dolorosa semejanza que a veces tienes a amarga pesadilla.

Esta casa donde soñé vivir contigo, es lo más parecido a un cementerio, siento en el aire lo cenagoso de la tierra, siento los invisibles gusanos carroñeros caminando por mis venas, mi olor a podrido, a olvido, a la descomposición del desencanto. Tengo triste el pensamiento y el corazón de locura enmohecido. Permanece en mi ser como única condición, el asco a la realidad a la que me arroja la vida.

La noche ha pasado, ya no es el viento escarchado el que azota las ventanas y logra hacer que después de solitarias horas aun aquí suene algo, es el sol que golpea la casa con sus rayos el que le devuelve la temperatura a los árboles, el que acaricia las flores en los jardines. No sonrío, no escucho el canto de las aves, todo es borrado y callado por un silencio de tedio que lo jode todo desde dentro. Muero de tener aún mi corazón.